“El Arquetipo del Padre”
Parte 1
Como dice Joseph Campbell: “El Padre es la más poderosa encarnación del principio masculino”. Es un estado psicológico que exige del hombre, como condición, cumplimiento cabal de las tareas vitales impuestas por cada una de las etapas anteriores de la vida. La nueva conciencia significa que el hombre se da cuenta que sus hijos llegaron a una frontera o un muro que los detiene, el cual impide que continúen en su camino de crecimiento y maduración. Impide el surgimiento y desarrollo de potencialidades latentes, necesarias para desempeñarse en el mundo. El Padre quiere que sus hijos traspasen ese muro, que lo rompan y lleven a cabo acciones en el otro lado. Un hombre no puede despertar a la conciencia del arquetipo del padre en tanto no ha superado las etapas infantil, adolescente y la etapa de la juventud temprana. No ve el muro que detiene la maduración de sus hijos porque no ve el que detiene su propia maduración, en parte o en todo. No podemos esperar que un hombre ayude a sus hijos a romper la dependencia materna, a dejar la comodidad, a actuar con responsabilidad, a cambiar la visión fantasiosa, cuando él mismo no es un buen ejemplo de alguien que lo ha hecho.
No basta con ser padre biológico para que en el hombre despierte el arquetipo del padre y para que cumpla con las funciones correspondientes. Tampoco basta con que adquiera la conciencia de que un grupo determinado, importante para él, carece de libertades y padece distintas formas de opresión. El padre es un grado avanzado en el proceso de desarrollo psicológico. Para llegar a él se requiere del hombre que haya superado los grados anteriores. Supone haber logrado una determinada madurez. Exige dedicación, trabajo y esfuerzo. El padre es un hombre psicológicamente libre, autónomo e independiente; ha acumulado muchas experiencias, ha aprendido de ellas, ha construido un código de reglas de conducta; ha desarrollado capacidad de trabajo con disciplina, criterio y responsabilidad; conoce el mundo y conoce a los hombres. El desempeño del padre, incluida la construcción de una relación con sus hijos, es un merecimiento.
MTRO. LUIS JOSE UBANDO FERNANDEZ
DIRECTOR DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS DE LA PAREJA, S.C.
“El Arquetipo del Padre”
Parte 2
A través de la historia, la mitología y las religiones nos
llega el conocimiento de personajes, seres mitológicos y seres divinos que
representan modelos de la figura del padre. Desempeñan el papel de padre a gran
escala. Luchan para que sectores numerosos de la población mejoren la condición
en la que se encuentran; para que dejen de ser esclavos, dependientes,
irresponsables, inmaduros, infantiles; para que sean dignos y autónomos; para
que hagan valer su individualidad. La lucha que emprenden no tiene como fin
principal que los que mantienen infantilizada o esclavizada la población le
ofrezcan mejores condiciones de vida, sino que dejen de ejercer control sobre
ella. Lo importante no es que el amo dé un mejor trato al esclavo, sino que
éste deje de ser esclavo. Tal ha sido el objetivo de los que han luchado para
abolir la esclavitud. No es lo importante que el país conquistador ofrezca
mejores condiciones a los habitantes de la colonia sino que la colonia obtenga
la independencia. Como la meta a la que querían llegar los que lucharon en
Sudáfrica para terminar con la dominación inglesa o en América para
independizarse de los conquistadores españoles. Psicológicamente, no es lo
importante que el yo obtenga
beneficios y placeres con satisfacciones exteriores, pasajeras, superficiales,
banales o materiales; sino la capacidad de adaptarse libremente a las
circunstancias del presente, asumiendo su responsabilidad. Esa es la función de
los procesos psicológicos que ayudan al yo
a liberarse de los complejos.
Quien quiera conocer objetivamente la figura del Padre, tiene
que abandonar la ecuación personal y no dejarse llevar por definiciones
políticas, locales, filosóficas, idealistas y románticas. Tiene que hacer a un
lado la subjetividad. Tiene que buscar en la historia de la humanidad los
rasgos esenciales, la función principal, la razón de ser, la meta que se
persigue, las consecuencias que se buscan con la figura del padre. No
tanto en relación al aspecto físico de
ser padre como al aspecto psicológico, a las actitudes. El modelo adoptado
local y temporalmente no necesariamente
toca lo esencial del desempeño del padre. Tiene que preguntarse qué importancia
tiene para la sociedad y para la cultura, a partir del presupuesto de que el
padre ejerce sus funciones, no solamente para proporcionar beneficios a sus
hijos. También, qué circunstancias hacen posible la aparición de esta fuerza
ancestral llamada “padre”.
MTRO. LUIS JOSE UBANDO FERNANDEZ
DIRECTOR DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS DE LA PAREJA, S.C.